Querides compañeres,
Ha llegado el momento para mí de hablar sobre lo que pasó en febrero.
Menos de dos meses han pasado desde nuestro arresto con la operación “Renata”, y puedo decir que estoy calmado y fuerte, tan seguro como siempre de que la lucha continúa a pesar de los golpes inflingidos por el Estado.
Mi arresto en Turín, en el vecindario de Corso Giulio, tuvo lugar a alrededor de las 17:00 de forma bastante pacífica. Mientras me alejaba del compañero con el que había estado, percibí al típico policía de paisano frente a mí en la parada del tranvía; unos pocos segundos más tarde me encontré rodeado. Puedo decir que todo esto pasó con una gran tranquilidad, y diría que con una “amabilidad” molesta, a diferencia del modo en el que fueron tratades mis compañeres en Trentino.
Antes de ser trasladado a Trento creía que mi arresto se debía a procesos pendientes cuya conclusión había estado esperando durante un tiempo. Percibí algo extraño: demasiadas personas con medallas en ese pasillo de la comisaría de policía de Turín. Solo en la primera visita del abogado descubrí que las medidas alternativas a la prisión se confirmaron el mismo día de mi arresto. ¿Mera coincidencia? De todas maneras, a alrededor de las 20:00 me dieron una orden para registrarme a mí y a la casa en la que vivo. Obviamente noté “nuestro” fatal 270bis, 280bis y una serie de otras infracciones. En aquel momento las fechas y lugares en la lista eran incomprensibles, pero mi reacción fue que mientras estaba leyendo no me sorprendía lo que estaba pasando; ninguna agitación o palpitaciones, sino la simple certeza de mis ideas y convicciones, la certeza de haber luchado siempre por ideales de justicia, libertad e igualdad entre todas las personas.
Así que, en esta extraña tranquilidad, afronté el viaje a 70 kms/hora hasta Trento junto con cuatro agentes del ROS. Tan pronto como llegamos al cuartel de los Carabinieri en Trento, a alrededor de las 2:00 de la mañana, tomé conciencia de la inmensidad de la operación. Los cuarteles eran una colmena de hombres y mujeres con uniforme o sin él, grandes carpetas y papeles y papeles de mierda.
Es la tercera vez en 8 años que el Estado me ha acusado de “terrorismo” junto con muches de mis compañeres, y conozco el procedimiento un poco, incluso si esta vez yo soy uno de les que terminan en la cárcel. Cuando nos sacaron del cuartel, todo había sido bien montado: sirenas y flashes preparados para las fotos para les miserables periodistas estacionades a lo largo de la carretera. Entendí que la caza del anarquista había sido estudiada hasta los detalles más desagradables para impresionar a los de arriba, cuyos discursos contra la libertad – hoy tristemente respaldados por muches de les explotades – están siendo fortalecidos y promovidos a la luz de los focos.
Otra convicción que me mantuvo y me mantiene tranquilo es que sea lo que sea lo que me haya pasado y lo que me pase, mis compañeres no solo están ahí para mí, sino que también tienen la fuerza para reaccionar a este último ataque. Respirar la atmósfera en Turín me dio fuerza, incluso si solo fue durante un corto plazo de tiempo. La misma fuerza que se ha difundido en muchos otros lugares por compañeres y personas en solidaridad. La sensación de una atmósfera decidida y tenaz solo puede ser buena para todes, a pesar de las dificultades de los tiempos recientes. La cascada de telegramas y cartas que recibimos confirmaron mis sensaciones.
Durante muchos años, pensé en lo que dijo mi compañero Roberto: “Yo siempre lo supe, luchar por la libertad también significa arriesgarse a perderla”. Simple, claro y sobre todo ciertas palabras. Ahora que estoy en prisión, veo y escucho cosas que habían escapado a mi atención (mis primeras dos experiencias cortas en prisión fueron solo un anticipo de lo que estoy experimentando ahora). Ahora puedo ver mucho de lo que había estado pensando durante estos años de lucha realmente sucede. Estar aquí en Tolmezzo significa ver cómo el Estado y su aparato represivo están constantemente trabajando y actualizando las formas de aislar a aquelles que persisten en la lucha contra él. Y las condiciones infligidas a nuestras compañeras en L’Aquila, en ese híbrido entre la AS2 y el 41 bis, son incluso más duras.
Quieren liberar a esta prisión [L’Aquila] de su notoriedad por ser un lugar de torturadores y matones, que se ganó en los tiempos del ex-gobernador Silvia Dalla Barca, incluso si esos brutos todavía siguen aquí. Solo les prisioneres están ahora en su mayor parte en Alta Seguridad y son del sur de Italia, ya no son extranjeres aislades a quienes se les infligió algo sin que nadie lo supiera. Ahora la táctica es diferente. La prisión está toda dividida en varias categorías: la mafia aquí, la mafia allí, 41 bis, preses sociales, islamistas, anarquistas, etc. Una táctica que parece funcionar, si piensas que entre los pocos “prisioneros sociales” hay algunos que han llegado a los golpes por insultos racistas y varios prejuicios, para gran ventaja de la Dirección. Creo que entender la evolución de las prisiones, su historia, los cambios en la ley, la forma en la que se están llevando a cabo las investigaciones, no solo contra nosotres, les anarquistas, es muy útil para entender qué decir y hacer hoy dentro y fuera.
Hoy es 25 de abril [el día oficial de la liberación de Italia del nazi-fascismo fue el 25 de abril de 1945]. Algunes prisioneres me han preguntado si estaba celebrándolo y fue interesante que en unos pocos minutos todes estábamos de acuerdo en que no hubo tal liberación. La historia del movimiento partisano es muy compleja. Puedo mostrar respeto por esa lucha, pero también escojo bandos. Si pienso en esa lucha, pienso en compañeros como Pedrini, Tommasini, Mariga, Mariani y muches otres, que habían luchado contra el fascismo y el Estado mucho antes del 8 de septiembre [8 de septiembre de 1943: Italia firmó un armisticio incondicional con los aliados a continuación de la caída de Benito Mussolini en julio] y mucho después del 25 de abril. Lo más importante es que no lucharon por razones políticas y de poder, no traicionaron los objetivos que muches jóvenes, hombres y mujeres se habían propuesto con su sacrificio. También es gracias a eses compañeres, a sus experiencias, a sus historias, que ahora tengo el conocimiento para enfrentar la prisión con fuerza y dignidad. Para mí existe un hilo clandestino que me une a eses compañeres, no porque tenga el mismo valor, nunca sufrí en mis carnes muchas de las cosas que elles experimentaron, sino porque estoy tratando humildemente de llevar a cabo la misma lucha e ideas Me parece hipócrita que todos los años, en periódicos como Corriere della Sera, se recuerde a un gran fotógrafo como Robert Doisneau, ya que falsificó documentos para el movimiento de resistencia francés durante la guerra, y al mismo tiempo les que escapan de los campos de concentración de hoy en día financiados por Occidente sean condenades y criminalizades, encerrades en estos campos porque no tienen documentos y solo mediante la fuga y los documentos falsos pueden tratar de escapar de las autoridades y permanecer libres. Este día [25 de abril] refleja la hipocresía de la sociedad en que vivimos, donde todo puede ser lo contrario de todo lo demás.
Estos son tiempos tristes. Noticias de masacres indiscriminadas siguen una tras otra en una secuencia agonizante. Los eventos en Libia, Sri Lanka, Nueva Zelanda, Venezuela y todos aquellos que se mantienen ocultos están en el mismo lado de la moneda de otras masacres perpetradas por varios ejércitos en todo el mundo. Todos esos eventos hablan de muertes indiscriminadas, sumarias, bárbaras, inflingidas no con un objetivo de emancipación sino para embrutecer la vida por subyugación y poder.
En este contexto de guerras y cambios sociales de varios tipos, una vez más, el movimiento anarquista en su historia está siendo acusado de “terrorismo”. Esta acusación es una ofensa grave y está dirigida a denigrar nuestras ideas y métodos. El Estado, que utiliza los métodos más sucios y atroces, por miedo o por necesidad, se propone atacar a les más explotades que luchan por la lucha. Les anarquistas se han defendido de estos ataques de muchas maneras reafirmando la exactitud de sus ideas y prácticas a lo largo del tiempo.
Ahora yo también quiero tener algo que decir. El aislamiento y esta celda no me pueden callar. Nunca perderé la voluntad de buscar claridad donde reina la peor confusión. Para hacerlo, mencionaré los hechos y las palabras de algunes anarquistas.
Durante muchos años en Rusia, anarquistas y no solo elles, han sido asesinades, torturades, su propaganda silenciada, sus familiares arrestades. En el año 2001, la joven anarcosindicalista Nikita Kalin fue asesinada por un disparo en la cabeza debido a su actividad en la fábrica donde trabajaba. Muches otres han sido golpeades por la feroz represión llevada a cabo por el Estado y sus siervos fascistas, quienes no han dejado de aumentar en número en los últimos años. El 31 de octubre de 2018, a las 8:52 en Arkhangelsk, un joven anarquista, Mikhail Zhlobitsky, murió destrozado por su propia bomba en la sede de la Dirección Regional del FSB (servicios secretos rusos). Tres agentes resultaron heridos y el edificio fue dañado. Este dramático evento nos hace comprender que, por un lado, perdimos a un compañero valiente y, por el otro, la culpa de lo que sucedió es del Estado. Si las ideas y la libertad se dejan de lado, reaccionarán con les hombres y mujeres más valientes y decidides. Son las condiciones sociales las que causan tales eventos. Y este hecho no es “terrorismo”. Ahora podemos llorar al compañero perdido, pero aún más entender que la lucha debe continuar hasta que hechos como estos ya no sean necesarios.
El 20 de septiembre de 1953, apareció un artículo de Mario Barbani en el periódico anarquista Umanità nova, donde el compañero discutió un libro de Giuseppe Mariani sobre el episodio de Diana en 1921 [el 23 de marzo de 1921 un grupo de anarquistas milaneses colocaron una bomba fuera del teatro Diana de la ciudad con la intención de golpear al jefe de la policía, Gasti, quien se creía que estaba en un apartamento encima del teatro. La explosión causó 21 personas muertas y muchas más heridas, pero el objetivo no sufrió daños]: “¿Y no es el tirano un león voraz – anhelando siempre la conquista – cuando en su despótica brutalidad no escatima ningún medio contra aquelles que intentan liberarse de la tiranía por temor a que otres tomen conciencia también de la realidad que les está aplastando? El tirano es por lo tanto la expresión genuína de la violencia, y aquellos que le combaten están luchando contra la violencia.”
Nosotres, les anarquistas, tenemos que establecer una medida que siempre nos distinga de aquelles que usan la violencia para sus propósitos malvados. Malatesta lo llamó “gimnasia moral”, gracias a la cual el significado de la violencia revolucionaria es diferente del significado de la violencia usada por el Estado a través de sus instrumentos y sirvientes. Una de nuestras tareas es traer claridad a esta sociedad basada en la violencia, a la lucha para que esa brutalidad sea por fin sustituida por la fraternidad y la solidaridad para toda la humanidad. Quizás hoy permanecer humano sea la batalla más difícil; alejarse del odio que nos rodea es incluso más difícil. Si tenemos éxito, nuestras metas podrán emerger con fuerza y lucidez.
Con sus acusaciones quieren arrojarnos en un cesto cuyos contenidos están más que podridos; en vez de eso, debemos mantenernos incorruptibles frente al rostro de la barbarie.
Barbani continuaba: “Por lo tanto, ya no es una cuestión de violencia o no violencia; de amar u odiar; de la comprensión o compasión; sino que se trata de luchar arduamente con toda nuestra energía de seres conscientes para extirpar la tiranía y eliminar el yugo de la esclavitud material y espiritual; y para esto incitamos a cada une a entenderse a sí misme para poder comprender a les demás al mismo tiempo. Si mañana un nuevo amanecer nos encuentra presentes en la realidad de una revuelta de les oprimides y les marginades, no despreciaremos estar presentes en el alboroto de las barricadas e incluso entonces estaremos segures de que no estamos cometiendo violencia, sino que estamos combatiendo la violencia!”
El libro Memorie di un anarchico [Memorias de un anarquista] de Giuseppe Mariani me ha hecho pensar profundamente muchas veces, ayudándome a obtener claridad sobre las prácticas y los métodos. Termino este discurso con las palabras de Gigi Damiani, de la introducción al libro de Mariani: “… Pero la historia nos enseña que hay momentos en que la violencia se convierte en una necesidad social. Solo es necesario, en la medida de lo posible, que no golpee a ciegas ni haga que les humildes paguen por la culpa de les grandes”.
Creo que en el momento presente, tristemente también gracias a los golpes del Estado contra nuestro movimiento, tenemos la oportunidad de hablar de nuestras ideas, prácticas y sueños nuevamente con más fuerza. Los espacios, aunque pequeños, se están abriendo y tenemos que criticar los movimientos reformistas y los de mala fe. En los últimos meses, muchas personas han estado cuestionando varios temas relacionados con la dirección que está tomando la sociedad, especialmente con manifestaciones de opinión que desafortunadamente tienen un carácter defensivo y reformista que no podemos compartir. Depende de nosotres, de quienes estamos de acuerdo, crear grietas y estimular la realidad para que este tenue resurgimiento de la conciencia llegue a las raíces de los problemas sociales y no se deje engañar por palabras como democracia-derechos-progreso-civilización. Deja que la claridad y nuestras prácticas se vuelvan fundamentales para lograr el equilibrio necesario para que el Estado y los patrones se retiren de sus propósitos. Aquí también se necesita gimnasia saludable.
Y si los fiscales sospechosos, como Raimondi y los jefes de policía de Turín y Trento, se sorprenden de la solidaridad que nos expresan les anarquistas, invitando a la llamada sociedad civil a mantenerse alejada de nosotres, significa que el camino es correcto y solo pueden hacerme feliz. Nuestra lucha, la propaganda, las prácticas asustan a quienes deberían asustarse de alguna manera, aunque sea en una pequeña parte.
Agradezco de todo corazón a todes les compañeres que en los últimos meses han estado asumiendo muchas cargas para continuar la lucha y la solidaridad con todes nosotres en la cárcel. Agradezco a todes aquelles que continúan el debate y el crecimiento de nuestras ideas en reuniones, revistas, análisis.
Mi sincera cercanía se dirige a les compañeres investigades y encarcelades tras los juicios de ‘Scripta Manent’, ‘Panico’, ‘Scintilla’ y a todes les compañeres encarcelades en cárceles en todas partes.
Mi preocupación más profunda es con la compañera anarquista Anahi Salcedo, encerrada en Argentina en condiciones físicas precarias y sin la atención médica adecuada.
Saludos fraternos a les compañeres en fuga que caminan por las calles del mundo.
Una vez más:
Por la revolución social, por la anarquía.
Prisión de Tolmezzo, 25 de abril de 2019.
Luca Dolce conocido como Stecco
[Tomado de vozcomoarma.noblogs.org].